Este finde pasado fue el cumple de mi pareja y decidí sorprenderla con una estancia en un motel de lujo.
En este motel en cuestión había suites temáticas, me decidí por la romana, me pareció la más romántica de todas. Esta en concreto contaba con un spa/minipiscina en la misma habitación.
El día de nuestra llegada nos decidimos a ponerlo, había que llenarlo y luego ponerlo a funcionar.
Pues bien, el primer día daba gusto, el agua calentita, que os voy a contar, puro relax. A la noche nos volvimos a meter, pero antes pedimos al servicio de habitaciones una botella de cava, nos la trajeron con una cubitera para impedir que se calentara.
A la mañana siguiente, después del desayuno, nos apeteció otro bañico en el spa pero… ¡horror! El agua se había quedado totalmente helada. ¿Qué podíamos hacer?
Mi pareja no dejaba de preguntarme si había visto algún tapón para poder abrirlo, yo la verdad, no me había percatado, había ido tan ciega a llenarlo que no me paré a estudiarlo a fondo.
Después de mucho pensar se me ocurrió una idea… usar la cubitera para vaciarlo un poco y luego llenarlo con agua caliente, a lo cual mi pareja respondió, “alaaa tía, ¿como se va a hacer así?”.
Yo no me resignaba a quedarme sin un baño matutino, así que me armé de valor y llamé a recepción (digo que me armé de valor porque ya me imaginaba la sonora carcajada de la recepcionista).
Llamé para preguntar como se vaciaba a lo cual la recepcionista me respondió “No se puede vaciar, sólo lo puede hacer un técnico, ahora les subo un cubo para que lo vacíen un poco y lo rellenen con agua caliente”.
Así que bueno, cambiando cubitera por cubo mi plan inicial era bueno, hay veces que las ideas de bombero retirado de las que me acusa la gente son buenas.
Salvo por ese detallito un poco cutrecillo la estancia estuvo genial, ya os digo, un motel súper romántico a más no poder. Si estáis interesados os doy la dirección, pero en privado, que no me apetece hacer publicidad.